martes, 25 de mayo de 2010

Células madre: un dilema entre marketing y vanguardia genética

Hasta 500 mil bolívares fuertes podría costar un trasplante de células madre

Células madre: un dilema entre marketing y vanguardia genética

El panorama venezolano muestra un precipitado avance en materia genética, debido a la desproporción entre el elevado número de bancos privados de almacenamiento, con respecto a los ínfimos y costosos tratamientos que se realizan, en muchos casos, sin determinar la efectividad

Las documentacione
s, la literatura, las noticias y reportajes especializados han relatado cientos de casos que dan a conocer el éxito y las decepciones de tratamientos con células madre. El asunto llega al punto de convertirse en una polémica que enfrenta a quienes piensan que la carrera de la medicina regenerativa es una promesa que se cumplirá en un futuro cercano, y quienes consideran que las grandes clínicas regenerativas y las compañías de bancos de almacenamiento han hecho marketing con estudios que aún se encuentran en fases experimentales. Dos claros ejemplos narran la disyuntiva:
A Andrés, un niño español de siete años, le diagnosticaron una forma de anemia congénita. Como tratamiento recibió un trasplante de células madre del cordón umbilical de su hermano, quien nació libre de la enfermedad gracias a un diagnóstico genético previo. En marzo de 2008, médicos del hospital Virgen del Rocío de Sevilla anunciaron el éxito del procedimiento. Así reportó un trabajo de investigación del diario El País de España.
En un reportaje realizado por Los Ángeles Times en 2005, un hombre llamado Tom Hill sufría de esclerosis lateral amiotrófica, una enfermedad degenerativa de tipo neuromuscular. Acudió a Biomark International para aplicarse un tratamiento de células fetales. Se trasladó a Toronto donde recibió una inyección de 1,5 millones de células, por las cuales transfirió 10.000 dólares a un banco de Atlanta, con la esperanza de mostrar resultados positivos. Ocho meses después murió.
La discusión de casos como estos no se centra en si los estudios con células madre son buenos o malos, porque a fin de cuentas el interés resultante será promover la cura de enfermedades. El dilema está en que se podría estar ante una proliferación no sólo de clínicas que ofrecen la panacea de la medicina regenerativa, sino frente a compañías que almacenan células que podrían –o no– necesitarse en el futuro, a cambio de una jugosa suma monetaria.
En Venezuela existen al menos cinco compañías privadas que se encargan de la criopreservación de las células madre provenientes principalmente del cordón umbilical. El número de procedimientos aplicados en el país no se conoce con exactitud. Sin embargo, según la prensa del Ministerio de Comunicación, Tecnología e Industrias, en el primer trimestre de 2010 se realizó la primera intervención a un joven con una lesión en los huesos, sin conocer aún el éxito del intento.
¿Se justificará entonces la desproporción entre el número de compañías con el número de tratamientos aplicados en Venezuela? ¿Es rentable para el ciudadano común acceder a este servicio si aún no están bien definidos los parámetros de tratamiento para la cura de posibles padecimientos?
Panorama de una quimera. Células Madre C.A, Cryo Blood Bank, Cryo Cell y Mater Cell son los principales bancos privados de células madre que operan en Venezuela. En su mayoría almacenan células provenientes del cordón umbilical, mediante el pago de 5.000 bolívares fuertes aproximadamente. El servicio cubre la extracción, la depuración y el almacenamiento por un año.


La razón que esgrimen para trabajar con células de cordón umbilical se debe a que son puras, su extracción no genera daño al niño ni a la madre y contienen mayor cantidad de células nucleadas indispensables para la aplicación de tratamientos. Las desventajas es que sólo se obtienen en el momento del parto y son más diferenciadas que las células procedentes del embrión.
Las células del embrión son vírgenes y pluricelulares, pero su obtención significa sacrificar la vida del feto. También están las células de la médula ósea, a pesar de que tienen la ventaja de sustraerlas en adultos, el proceso es doloroso. Son células que han sufrido las mismas enfermedades de la persona desde el momento del nacimiento.
Por otro lado, existen compañías que han explorado otros campos. Cryo Cell ofrece entre sus servicios el almacenamiento de células provenientes de la menstruación y Bioeden, una empresa mucho más reciente en el país, se encarga de preservar las células procedentes de los dientes de leche.
José Florencio Jiménez, gerente médico de Mater Cell, explica que al momento de almacenar la muestra, deben poseer 5 x 108 células nucleadas totales, cantidad posiblemente necesaria para hacer el trasplante. Jiménez duda que las muestras de la menstruación y de la pulpa de los dientes reúnan esa cuantía. Sin embargo, no descarta que los procedimientos sean una alternativa en el futuro.
En su mayoría los bancos de células madre en Venezuela tienen sus laboratorios de almacenamiento en el exterior, a excepción de Mater Cell y Células Madre C.A. Esto trae como consecuencia dos desventajas: primero, el pago de servicios es en dólares, lo que significa un acceso restringido para parte de la población. En segundo lugar, el transporte de las células a otro país implica que el material esté sin congelar por más de 48 horas. Investigaciones de la doctora Milagros Gutiérrez del Hospital Domingo Luciani, establecen que lo óptimo es que su almacenamiento se realice en menos de 40 horas, para así conservar la mayor cantidad de células posible.
Bárbara Magallanes, coordinadora de marketing de Células Madre C.A, señala que la limitante de estas empresas es que su papel consiste solamente en almacenar el material que podría usarse o no en un futuro. El tratamiento que podría costar hasta 500 mil bolívares fuertes en Venezuela y más de 30 mil dólares en el exterior, no depende de las compañías y mucho menos éstas aseguran que la cantidad de células madre que preservan sean útiles para un determinado tratamiento.

De 13 mil clientes que presenta Células Madre C.A, el banco más antiguo de Venezuela, sólo dos pacientes con un elevado poder adquisitivo han utilizado sus células para tratamientos, no revelados por la compañía, en el exterior. Mater Cell, por ser una empresa incipiente, sólo cuenta con 150 clientes y hasta los momentos ninguno ha solicitado el material.
El bajo índice de trasplantes es una constante en la mayoría de los bancos. Las causas que podrían explicar este fenómeno serían el alto costo de los tratamientos o porque, según Florencio Jiménez, la solicitud de los procedimientos sigue siendo baja incluso a los 20 años de haber almacenado la muestra, con el agravante de que estos bancos sólo llevan 10 años en el país.
Una revolución en espera. La pregunta más importante es ¿por qué el cliente necesita almacenar las células madre? En 1989 se hizo el primer trasplante exitoso a un niño francés con anemia de Falconi con las células del cordón umbilical de su hermano. Este hecho permitió abrir varias líneas de estudio que aún se investigan.
Las compañías de células madre ofrecen una lista extensa de las enfermedades que podrían curarse a través de trasplantes. Se muestra a los potenciales clientes un repertorio de aproximadamente 72 enfermedades aprobadas por hematólogos, y en algunos casos certificadas por la Administración de Alimentos y Drogas (FDA) de los Estados Unidos.
José Florencio Jiménez admite que son numerosas las enfermedades certificadas pero poco frecuentes. Señala que un error común es que algunas compañías venden una cura que todavía está en estudios de laboratorios. “Actualmente se está estudiando la posibilidad de regenerar tejidos, tratar enfermedades como el mal de Parkinson, diabetes tipo I, enfermedades cardíacas, pero todavía no se ha certificado la aplicación en humanos”, señaló Jiménez.
El 13 de noviembre de 2001, la prensa venezolana publicó un artículo sobre el primer trasplante de médula a una niña de seis años de edad que sufría de leucemia linfoblástica, en el Hospital de Clínicas Caracas. Según María Flor Crestelo, gerente general de Fundamédula la operación costó 80 millones de bolívares y gracias al Fondo Único Social y a Fundamédula la familia no incurrió en ningún gasto.


A pesar de esto, en Venezuela todavía los casos siguen siendo aislados, escasos y sin grandes certezas en los resultados. Entre febrero y marzo, la prensa del MCTI dio a conocer un caso en el Hospital Universitario. A un paciente con una lesión en un hueso le injertaron células de la médula ósea. Los investigadores José Cardier y Egidio Romano del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), junto con el cirujano César González coordinaron la operación.
Romano señala que el trasplante se trató de un intento que aún no se puede declarar con éxito, pues necesita pasar un tiempo prudencial para evaluar los resultados. Con respecto a las compañías de almacenamiento, explica que no hay mucho sentido en tener empresas privadas puesto que las células que almacenan podrían tener la misma carga defectuosa que necesitará el paciente en el futuro. “Lo ideal es contar con bancos públicos como en España donde el paciente que necesite tratamiento reciba células compatibles”, agregó.
Según Bárbara Magallanes, Células Madre C.A estuvo vinculada a la creación de un banco público junto con Didalco Bolívar cuando era gobernador del estado Aragua. Se guardaron alrededor de 400 muestras. Pero al llegar Rafael Isea a la Gobernación, el proyecto se detuvo y la compañía asumió el mantenimiento de las células. Aunque se inauguró la Unidad de Terapia Celular en el IVIC, hasta los momentos el Gobierno no ha mostrado intencio
nes de crear bancos públicos de células madre.
Los avances en la genética son necesarios y más aún si están a favor de preservar la vida humana. Ofrecer un servicio de este tipo en Venezuela es positivo, pero querer dar un paso vanguardista cuando apenas se están comenzando las investigaciones, podría dar esperanzas sin tener la certeza de resultados. El agravante es que los tratamientos son sumamente costosos, en la actualidad sólo se aplican en el exterior y no son accesibles para una porción significativa de los venezolanos.