martes, 7 de diciembre de 2010

Entrevista a Américo Martín, ex-guerrillero y político venezolano


La metamorfosis de un revolucionario
Américo Martín fue un hombre de izquierda y se valió de las armas para luchar por el ideal comunista del que se enamoró con apenas 16 años. Ahora, luego de una transformación ideológica, Martín es un hombre democrático, fiel creyente de una oposición pacífica, de la unidad y de la vía electoral como la mejor solución para ponerle nombre al sucesor de Hugo Chávez

A sus 72 años su audición no es tan aguda como lo es su verbo. Conserva una lucidez incuestionable y un donaire que de seguro lleva acuestas desde los años 60 cuando se consagró como comandante en el Frente Guerrillero Ezequiel Zamora, y que mantuvo –18 años después– cuando lanzó su candidatura presidencial. Américo Martín fue un líder que, como cualquier otro en su generación, sufrió una transformación política que traspasó el recuerdo nostálgico del adeco de izquierda, ardió en la seducción del marxismo-leninismo, para luego convertirse en algo que nunca pensó: “un hombre independiente”.

Su domicilio actual se encuentra sobre una alta colina al igual que hace 50 años. La diferencia está en que medio siglo atrás habitaba en la Sierra Bachiller, en el estado Miranda, armado no sólo de fusiles sino de la sed de aventura juvenil por un ideal comunista. Hoy, Martín reside en una montaña de menor tamaño en el sector El Marqués, donde se puede escuchar y observar –a través de la vista panorámica de su residencia– el ajetreo del suburbio caraqueño. Sin embargo, ahora está rodeado de su esposa, sus dos hijos,  sus libros y un pensamiento que mutó de lo radical a lo democrático.

Un rebelde con causa  
Américo Martín cuenta, como si se tratara de un recuerdo aún tibio en su mente, que a los 16 años incursionó en la vida política como consecuencia del contacto que tuvo con el activismo gremial y político de Acción Democrática (AD) que para aquel entonces había salpicado las aulas del Liceo Andrés Bello donde estudiaba. Su familia también había sufrido persecuciones y algunos de sus  tíos estuvieron presos en Guasina durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Todo esto hirvió como un caldo de cultivo que terminó en lo inevitable: su militancia en la Juventud de Acción Democrática.

En el seno de AD el roce entre la influencia comunista que habían recibido las jóvenes figuras y el pensamiento restaurado de los antiguos líderes que se mantuvieron en la actividad clandestina, produciría una hecatombe ideológica que terminaría en el divorcio de las fuerzas adecas. La ruptura se origina porque “Con los comunistas desarrollamos lo que Sartre llamó fraternidad en las trincheras, donde la conexión fue más allá de la amistad y trascendió en lo ideológico”. La gota que rebasó el vaso fue la sanción que le impuso el partido a raíz de un artículo que escribió Martín con respecto al cambio en la tendencia de AD promovidos por Rómulo Betancourt. La separación fue inminente y la radicalización no tardó en aparecer con otro nombre: Movimiento Izquierda Revolucionario (MIR).

No le incomoda responder por qué razón, luego de la separación con AD, no se conformó una unión con el Partido Comunista de Venezuela (PCV), con el que además simpatizaba. Podría pensarse que la decisión se tomó con la idea de generar un liderazgo político. Pero en su opinión, lo que se buscaba era fundar un partido que mantuviera la nostalgia de los primeros años de AD, pero radicalizando las políticas bajo una condición izquierdista y revolucionaria. 

 Américo Martín reconoce que esa radicalización los condujo a una acción armada que vista en retrospectiva había sido un error. “Pensábamos que no había más salida que tomar las armas, pero sí la había y era un régimen democrático”. Martín es un hombre crítico del gobierno del presidente Hugo Chávez y no le tiembla el pulso cuando caben las analogías históricas para señalar las fechorías que comete: “En ese momento se generó una violencia entre el gobierno y la guerrilla venezolana, pero fue justificada porque teníamos destacamentos armados hasta los dientes. Por el contrario, el gobierno actual realiza  persecuciones frente a una oposición pacífica y legal”.

 El ocaso de un frenesí
Como él, muchos comunistas jóvenes cayeron en la seducción cubana. Con Fidel Castro, Martín compartía el concepto de la Tricontinental como una estructura dinámica que crearía uno, dos, tres y muchos Vietnam para ponerle fin al imperialismo. Asegura que el nivel de compromiso de Castro era tan elevado que venezolanos como Moisés Moleiro y Héctor Pérez Marcano recibieron cursos de entrenamiento guerrillero en Cuba.

Américo era uno de los elegidos de Fidel. “En más de una ocasión me invitó a reuniones y me llevaba a practicar tiro al blanco en La Habana”. Castro consultó con Martín la idea de enviar al Ché Guevara a Venezuela, pero recibió una negativa de su parte con el pretexto de que era necesario que las fuerzas internas comunistas venezolanas se sintieran protagonistas del proceso. “Yo le doré la respuesta, pero la verdadera razón era que no quería caer en una dependencia con Cuba”. Así comenzó el distanciamiento con el dictador.
Martín no recordó cuando fue la última vez que habló con Castro, pero sí recordó como su decisión autoritaria de unir al PCV y al MIR en una sola guerrilla lo había molestado. Considera que el distanciamiento se terminó de concretar cuando “Fidel brindó apoyo a las otras  tendencias del MIR para quitarnos respaldo. Lo mismo le hizo a Douglas Bravo en el PCV”. 

El ex guerrillero mostró la cicatriz de su pasado oculta como una mancha blanca debajo de su camisa manga larga de cuadros azules y verdes. La leishmaniasis que padeció en Sierra Bachiller, fue la culpable de que estuviera sólo dos años comandando la actividad subversiva. Pero también es la circunstancia que utiliza para desmentir aquella teoría –sostenida por su detractor y ex compañero de lucha Domingo Alberto Rangel– de que Américo Martín huyó durante el desembarcó de Machurucuto, dejando que los cubanos fueran fusilados o encarcelados, “Esas acusaciones eran falsas. En primer lugar porque no estaba enterado de la operación del desembarco, pues sólo habían sospechas; y en segundo lugar porque en ese momento estaba enfermo”.  

Sin embargo, Américo reconoce que Domingo Rangel no se equivocó cuando arguyó que el MIR había cometido el error de abstenerse en las elecciones y de no haber concentrado sus fuerzas en la lucha sindical. Y esa se convertiría en la falta que devastó al MIR políticamente. El orgullo de Martín tampoco le permitió hacerse la autocrítica, exigida por el  partido, luego de que el frente armado del MIR fracasara. “No creo en la autocrítica impuesta por un buro político. Mi autocrítica está en los libros que he escrito”. Martín así como se había empezado a distanciar de “Fidel, un caballo viejo y un rey destronado”, también se separó del marxismo-leninismo y finalmente del MIR.
Su renacer político se gestó a través de la Nueva Alternativa, una organización política que se adjudicó a un programa político centrado en calar la sensibilidad popular. Pese a que el proyecto falló en el intento y Martín no logró la banda presidencial, sí consiguió cambiar aquella imagen revolucionaria. Pero por su actitud despechada y el cambio en su tono de voz, se entiende que este fracaso político lo golpeo sin compasión hasta el punto de renunciar a la militancia política y convertirse en lo que nunca pensó  “un hombre independiente”.    

Un revolucionario reformado
Américo Martín se considera un aspirante a revolucionario. “Revolucionario es el que aspira el progreso de la sociedad, no el que empeña las armas y nos regresa a una forma primitiva de organización”. Considera que este concepto se ha distorsionado con la llegada de Chávez al poder y que su forma de gobernar representa muchas de las cosas que se combatían en el extinto partido: “Eso de la deidad infalible, de escoger los cargos a dedo, de promover políticas que arruinen al país no es una revolución sino una ‘retrovolución’ que regresa a los tiempos de Gómez y Contreras”.

Aunque no es dado a desbordarse en elogios, el personaje político que más admira por su acercamiento a la conformación de un proyecto nacional democrático es Rómulo Betancourt. Su admiración es contraria a lo que podría pensarse debido a la persecución que emprendió Betancourt durante la guerrilla. Pero su admiración la argumenta con la honestidad y la  conciencia que suele escasear en los políticos, pues lo concibe como una figura que transformó la mentalidad venezolana: del caudillismo hacia una visión institucional de la política a través de la creación de partidos y la autonomía de poder.

Para Martín, en un futuro cercano Venezuela también necesitará un hombre de transición como Betancourt. “Necesitará un hombre que tenga el respaldo de las mayorías, cultura política, personalidad política, saber rodearse, trabajar en equipo y sobre tener mucho coraje”. Aunque no se atreve a mencionar un nombre que encabece estos requerimientos, descarta el suyo, el de Teodoro Petkoff y el de cualquier hombre de su generación ya que considera  necesario abrirle paso a nuevas aspiraciones.

Con entusiasmo y esperanza, Américo Martín, reconoce que la Mesa de la Unidad Democrática tiene un reto en los próximos comicios presidenciales. El mayor logro que le adjudica a esta organización es la unidad que se consolidó a pesar de las distintas voluntades que la integran y la victoria que le otorgó a la oposición en las parlamentarias. Pero considera que ahora los objetivos son otros “el reto es ampliarse a otros sectores para conseguir una mayoría inequívoca y a prueba de triquiñuelas”. 

Con un tono de voz más jovial Américo Martín se despide con cierta prisa. Eran las 7:00 pm y  todavía no había enviado su columna que, como de costumbre, publica en el periódico de su viejo compañero de lucha Teodoro Petkoff. No tiene la fuerza física para una candidatura más, pero su pluma y su palabra tienen el impulso y la viveza que impide que se desprenda de esa pasión por la política.

Leyenda narrativa (imaginaria)

El soliloquio de una mujer desesperada

"Esta vez Dios se olvidó de nosotros. Se olvidó avisarnos a los habitantes de Las Hernández, en Barlovento que el diluvio llegaría como en los tiempos bíblicos de Moisés. Aún así, no pierdo la fe y aguardo, en una calmada agonía, en las puertas de la capilla principal del pueblo. No era domingo de misa pero esperaba un milagro: esperaba que una enorme barca de madera con mil pies de alto llegará por mí y me rescatara como una doncella en peligro. Tal vez debo ser menos fantasiosa y seguir rezando entre murmuros, para que Dios aparezca, cierre el chorro en el cielo y la lluvia por fin se detenga. Cierro los ojos por un instante y sueño con despertar de esta pesadilla. Mientras los cierro, siento como mi holgada falda roza el agua que cubre un poco más arriba de mis tobillos, no tengo botas que protejan mis pies, que ahora caminan a ciegas sin saber que pisan –un escalón, un hueco o cualquier objeto desconocido arrastrado por los ríos. Me rio, por un momento, para mis adentros, no por felicidad sino por la ironía que me produce al ver un niño que carga un paraguas. Tuerzo los ojos y me preguntó amargamente: ¿Porqué carajo lleva un paraguas si la mitad de su cuerpo está sumergido en el agua enlodada? Ahora mí agonía se tornaba amarga". 



Foto: El Nacional

Noticia


Wikileaks: la mayor filtración de la historia
La diplomacia internacional pende de un hilo luego de que la organización mediática internacional Wikileaks publicara a través de su sitio web y filtrara a través de cinco periódicos de reconocimiento mundial como: El País de España, The New York Times de Estados Unidos, Der Spiegel de Alemania, The Guardian de Inglaterra y Le Monde de Francia, documentos que desnudan el comportamiento antitético de los Estados Unidos especialmente en relación con las guerras de Irak y Afganistán.

Son 250.000 mil mensajes que concentran comentarios e informes realizados por funcionarios estadounidenses de las opiniones y datos confidenciales sacados de conversaciones con embajadores norteamericanos o personal diplomático sobre los distintos países con los que EE.UU guarda relaciones diplomáticas y comerciales.

Entre los comentarios se califica al presidente italiano, Silvio Berlusconi como el de las “fiestas salvajes”; Vladimir Putin, primer ministro ruso, como el “macho alfa” y Cristina Fernández de Kirchner, presidenta de Argentina, de quien se sospecha alguna enfermedad mental. A parte de los epítetos que recibieron algunos jefes de estado, se destaca que Barack Obama considera a la Unión Europea como un actor secundario y se inclina a favor de Asia.

La controversia ha provocado que el Cablegate devuelva más de 11,4 millones de resultados en Google, convirtiéndose Wikileaks en la segunda búsqueda más solicitada en todo el mundo a través de este portal. Sin embargo, las restricciones y la censura del sitio web no tardaron en llegar principalmente en Estados Unidos y en China. De la hecatombe mediática tampoco se salvó Julian Assange, fundador de Wikileaks, quien además de ser perseguido por la policía británica, tiene una orden de arresto por crímenes sexuales en Suecia. 


miércoles, 1 de diciembre de 2010

Crónica urbana


Casas de cartón, corazones de barro y voluntades de hierro

Según la  Real Academia Española la palabra censura significa: “dictamen y juicio que se hace o da acerca de una obra o escrito”. Este concepto se queda corto en la realidad venezolana, pues a nosotros se nos aplica este juicio cuando hablamos, opinamos, pensamos y actuamos de una forma distinta a la ideología del gobierno. Pero eso ya se sabe por conocimiento de causa. El problema surge cuando nos censuran la colaboración, cuando nos ponen una etiqueta de oposición o de pitiyanquis cuando se supone que estás ayudando al prójimo.
Esta mañana, desperté sin saber que mis ojos serían testigo de la injustica, del egoísmo político y de la arbitrariedad de supuestas autoridades. Esta mañana yo como otro número reducidos de ucabistas, pensamos que si bien las clases habían sido suspendidas a causa de las lluvias y los derrumbes acaecidos en la capital, podíamos aprovechar ese tiempo no viendo televisión sino acercándonos al centro de acopio de Proyección a la Comunidad, en Montalbán, para ver qué ayuda se necesitaría.
Los pañales, las compotas, las bolsas de arroz, los enlatados, los rollos de papel sanitario, las medicinas y todo lo que llegaba al centro era dividido en porciones equitativas que luego se enviarían a los distintos centros donde se encontraban los damnificados en los sectores de Antimano y Carapita. La logística fue extraordinaria, algunos voluntarios separaban los insumos, otros hacían inventario, otros empaquetaban y colocaban sobre tirro el nombre del lugar al que se llevaría. No se paraba de trabajar: si llegaba un lote en ese mismo momento se disponía a organizarlo.
Al cabo de dos horas todos los paquetes estaban organizados por nombre: Liceo Fermín Paul, Liceo Los Naranjos, Liceo Simón Bolívar, Liceo Miguel Otero Silva, entre otros. Los paquetes ahora no parecían muchos. La porción que le correspondía a cada institución no le hacía justicia al número de personas que se alojaban en dichos centros. Entre 200 a casi 500 personas debían ser alimentadas con tres bolsas de alimentos. Los bebés tendrían que compartir tres paquetes de pañales. Los enfermos tendrían que conformarse con una bolsa de medicinas. Pero la verdad es que con eso se estaba ayudando y eso es lo que cuenta.
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Los jeeps llegaron y se dispuso introducir la carga dentro de los vehículos. Mi destino junto con tres compañeros más fue el módulo de Carapita –el cual se decidió a último momento– y el Liceo Miguel Otero Silva. El trayecto fue corto pero suficiente para observar que el barro  que trajo la lluvia tapizaba las calles. Las huellas de los cauchos se marcaban en esa alfombra aún húmeda que le daba un aspecto atroz al paisaje que de costumbre está repleto de basura y de caras que se arrugan para no percibir el olor a podredumbre.
Al llegar al módulo de Salud de Carapita  el olor era distinto pero no más agradable. Se olía la desesperación que se mezclaba con el aroma del sudor, de orine, de pupú. No se podría distinguir cuál olor era cual. En la entrada un grupo de personas con sus escasas pertenencias hacían cola para registrarse en el censo de damnificados que se albergaban allá. Una señora que se identificó como encargada del Consejo Comunal de la zona salió a recibir los insumos y guiarnos hacia dónde debíamos llevar las cajas y bolsas. La gente nos observaba con curiosidad y tal vez con alivio al ver que ya tenían algo que comer.
Empecé a sospechar que nuestra cuota de colaboración no se iba a repartir entre las 455 personas que habitaban en ese lugar. No por lo escaso de los paquetes sino porque los enseres se llevaron a un depósito donde se encontraban unas pocas familias. Resulta, que sin saberlo, el sitio albergaba a distintos Consejos Comunales y cada uno se acercaba a nosotros con peticiones y necesidades distintas. Uno de los voceros del Consejo Comunal Bicentenario, el señor Nuñez, nos contaba que el día de ayer casi 17 familias se dirigieron a Fuerte Tiuna para buscar un sitio para quedarse. Sin embargo, los sacaron del lugar porque no eran el grupo de personas que aparecían en la lista.
“Yo sí creo en el socialismo y en la revolución bonita, pero creo que al pueblo se necesita hablarle con la verdad y no engañarnos como lo hicieron” palabras similares (no contaba con una grabadora en ese momento) pronunció el señor Nuñez. Su cabello blanqueado, su rostro arrugado y su peso sostenido por una sola muleta no reflejaban la fuerza con la que hablaba. Nuñez contaba que llegaron allí a las 5 am después de que los despacharan sin más ni menos de las puertas de Fuerte Tiuna. Enseguida nos invitó al interior del recinto para que nos informáramos sobre las cosas que necesitaban.
Mientras escuchábamos los lamentos y las vicisitudes de las familias que tuvieron que ser desalojados de sus casas por la inestabilidad del terreno a raíz de las lluvias, y mientras observábamos a nuestro alrededor niños durmiendo en el piso, las caras de cansancio y de irritabilidad de las personas, un joven se paró frente a nosotros y nos preguntó de dónde precedía nuestra ayuda. Bajo ningún motivo podíamos pronunciar la palabra UCAB, pues ya existen los antecedentes del rechazo inminente a nuestra casa de estudio, por eso dijimos que proveníamos de un centro de acopio cercano.
De igual forma ese joven, que ni siquiera estaba identificado y que más bien parecía un infiltrado o un soplón de la SS en los tiempos de Hitler, nos echó del lugar. Mientras intentábamos explicar que nuestra intención era ayudar. El joven insistió en que nos largáramos de allí, incluso llamó a la Guardia Nacional para sacarnos del lugar como si fuésemos delincuentes. Fuera de las instalaciones intentamos persuadir al “supuesto funcionario” para que entendiera nuestra presencia en aquel lugar.
Más que escucharnos, tuvimos nosotros que escucharlo a él. Este señor que aún no se había identificado nos instruyó de cómo se estaba procediendo en ese módulo. Nos explicó que los insumos deberían llegar a una central de la vicepresidencia y que allá se encargarían de hacer la distribución de enseres. Sin embargo, habían pasado tres días y la gente se quejaba porque aún no tenían que comer. Entonces uno se pregunta, ¿Por qué no aceptar esta ayuda si hay 455 personas que necesitan alimentarse, que necesitan tomar agua, que necesitan medicinas? La respuesta es sencilla y evidente: una postura política y una mente cerrada dispuesta a sacrificar el bienestar de muchos por el orgullo de unos pocos.
Aún así seguimos hablando con el señor Nuñez. Ahora se encontraba molesto por la forma en que nos botaron del lugar. Él sabía de alguna manera nuestra tendencia política, pero manifestó que no importaba que todo esto viniera de la oposición, lo importante era ayudar al pueblo que estaba en crisis. El señor Nuñez se despidió agradecido y pidiendo que regresáramos. Con una sonrisa se marchó pues tenía otra batalla que ganar, se dirigía a hablar con el alcalde Jorge Rodríguez.
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El Liceo Miguel Otero Silva queda más lejos. Las subidas  que conducen a la institución son empinadas y estrechas. También están mojadas y en cada esquina se aglutinan las montañas de desechos  que decoran las entradas de las licorerías, las paradas de autobuses e incluso la entrada de la pequeña capilla de Santa Ana. El jeep finalmente paró. A la izquierda se veía que la estructura del colegio se conservaba en buen estado. A la derecha unas cuatro personas que fijoneaban las cajas y bolsas que se descargaban. Hacia arriba se apreciaba un laberinto sin fin donde los cables de luz colindaban con el asfalto como si se perdiera la perspectiva a medida que la carretera se alejaba. Hacia abajo la sensación era la misma.
Este liceo era la nueva residencia de casi 400 personas. En la entrada había un grupo de señores que anotaban en un cuaderno quién entraba y quién salía, o tal vez otra cosa. Sin embargo, nos recibieron agradecidos. Rápidamente nos indicaron que en el segundo piso se había dispuesto un salón para almacenar los alimentos. Al llegar nos sorprendió el orden: las pastas por un lado, los granos por otro, los pañales agrupados, el aceite también y así con cada producto. Las ropas se ubicaron en la planta baja en un cuartito de menor tamaño. Se notaba que había un intento de organización.
Mientras se anotaba los insumos que se necesitarían, decidí pasear por el lugar. Entré a un salón que hacía las veces de enfermería donde habían 8 personas. Primero conversé con dos señoras que acompañaban a un joven enfermo de unos 30 años acostado sobre una mesa ya que no podía pararse. Ellas me contaron que habían comido y que se sentían cómodas en el lugar. La segunda persona con la que conversé era una señora que se encontraba recostada en el suelo. Sufría de migraña y tenía un resfriado por dormir en el piso por dos noches. A ella la acompañaban su nieta y su nuera que tendría no más de 15 años.  
La señora señaló que su casa estaba en la esquina donde el agua se llevó la carretera. También explicó preocupada que muchas personas que viven en casas más arriba del cerro, se negaban a salir por miedo a perder sus cosas. Me contó también, que una señora que tenía hijos pequeños se negaba a desalojar a pesar de que se encontraba en peligro. A través de la Lopna (Ley Orgánica de Protección del Niño y el Adolescente) le llevaron los niños  a su padre para que estuvieran a salvo. Aún así la mujer se negó a  abandonar su hogar.
En medio de la desesperanza y la incertidumbre de no saber qué pasará con su paradero, la señora tirada en el piso y arropada con una fina cobija, agradecía nuestra presencia y con una sonrisa preguntó: “¿Ustedes van a regresar?”.
   
  

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Reseña taquillera


La Hora Cero compite con Hermano por récord de taquillas


 
El filme venezolano La hora Cero se convertirá en el  número 1 en lo que va del 2010, luego de 6 semanas  en cartera. Con casi 410 mil espectadores superó la película Hermano y se ha posicionado en el segundo lugar en el top 10 del cine nacional, luego de Secuestro Express. Es la primera película de acción hecha en Venezuela que incluyó un equipo de especialistas en la creación y diseño de escenas de alto riesgo.

“¿Qué pasaría si  alguien muy malo hace algo muy bueno con la intención de ayudar a alguien?” es la paradoja que utiliza el director Diego Velascos para explicar la trama de la película protagonizada por la Parca (Zapata 666), un sicario que se ve obligado a secuestrar una clínica privada para salvar a Ladydi (Amanda Key), el amor de su vida. Lo que parecía un plan perfecto terminará en un desenlace donde la Parca se verá obligado a enfrentar el circo mediático, los errores de su pasado y a descubrir que sus peores enemigos están más cerca de lo que él imagina.

Carolina Paiz una de las guionista señaló que La Hora Cero fue un trabajo a cuatro manos que llevó 15 versiones del guión y 3 años en terminar. “El objetivo fue hacer un filme al estilo de Hollywood pero con un sabor latinoamericano” que conjugara en 100 minutos: drama, comedia, entretenimiento y un nivel alto de creatividad.  

Los actores que integran el elenco son: Marisa Román, Erich Wildpret, Albi de Abreu, Laureano Olivarez, Alejandro Furth, Steve Wilcox, Rolando Padilla, Beatriz Vázquez y Ana María Simon. Asimismo, se contó con el apoyo de la empresa argentina FX STUNT TEAM para la creación y ejecución de escenas de alto riesgo para cine y televisión.

martes, 16 de noviembre de 2010

Entrevista de la penumbra

Entrevista a Franklin Alcalá, sobreviviente de la pobreza y de la violencia

“Las cicatrices las llevo en mi mente”

 

Franklin Alcalá es un ciudadano más que engrosa los índices de pobreza y las cifras de los casos de violencia doméstica infantil en Venezuela. Ahora a sus 31 años de edad trata de ser lo contrario al modelo que recibió desde pequeño, incluso cuando enfrentó vicisitudes económicas como consecuencia de una enfermedad congénita que padeció uno de sus hijos al nacer

A Franklin Alcalá una de las cosas que más le causa inconformidad es su baja estatura, pero no se compara con la inconformidad que transmite su mirada por el hecho de no haber estudiado. No fue a la escuela no porque no quiso, sino porque no pudo. No pudo porque a sus 16 años tuvo que decidir entre los golpes que recibía de su padre o una libertad que le costaría trabajo construir. Al final se decidió por lo último y ahora a sus 31 años confiesa que no se arrepiente de nada.

Sus ojos pardos y cristalinos parecieran que hablaran por sí solos, como si quisieran contar las vicisitudes que han visto y los esfuerzos emprendidos por superarlas. Pero Franklin, que de cada oportunidad trata de sacar un chiste, esta vez se mostró nervioso, incluso rechazó el café —su bebida predilecta— para disponerse a contar los recuerdos de su ayer y las esperanzas de su mañana. Su pasado no sólo se enmarcó en los maltratos, sino también en la pobreza, en no tener qué comer y en la enfermedad de uno de sus hijos. Su presente sigue siendo una lucha, pero al futuro le sonríe con el sueño de que su familia tenga lo que él no pudo tener.

—¿Cómo es un día normal en la vida de Franklin Alcalá?
—Todos los días me levanto a las 4:40 am porque tardo dos horas en llegar al trabajo. Lo primero que hago es besar a mis hijos, bañarme, tomarme un café y salir a trabajar. Cuando salgo del trabajo voy directo a la casa, mis hijos me reciben al llegar, yo les echo la bendición y les pido el cuaderno para revisarles la tarea. Luego veo televisión y hablo con mi esposa un rato. A las 10:00 pm ya estoy durmiendo.
—¿Qué es lo más importante para usted?
—Mis hijos, mi trabajo y mi hogar. Si uno no tiene esas tres cosas no tiene nada.

Franklin trabaja como almacenista, a pocos metros de distancia de la fuente de soda Trébol en la Avenida Baralt. Ahí se encontraba vestido con una chemise color verde —como parte de su uniforme— unos blue jeans desgastados y unos zapatos marrones resistentes a cualquier charco contaminado por los desperdicios característicos de la zona. Su celular comenzó a sonar, se sonrojó con cierta pena, pero no lo contestó. Lo único que se escuchaba era el ruido de fondo de la salsa y el merengue.

Un pasado al que le llora
—¿Qué recuerdos tiene de su infancia?
—De pequeño no conocí a mi mamá porque nos abandonó a mí y a mis cuatro hermanos. Vivíamos con mi papá en Ciudad Bolívar, pero él nos maltrataba especialmente a mí. Me decía que yo no era su hijo, me pegaba con la correa o con un cable, hasta llegó a lanzarme piedras. Un día me mandó a cuidar una mata de auyamas, me descuide por un momento y la vecina la rompió. Al llegar a la casa me reventó la espalda con una correa. Yo lloraba no del dolor sino de la rabia. Todo eso quedó en mi mente. Los recuerdos felices los tuve con mis amigos porque salíamos al río, a las fiestas y siempre estábamos juntos.
—¿Por qué decidió irse de su casa?
—Cuando tenía 16 años mi papá intentó pegarme con un cable. Estaba cansado de esa situación, por eso lo enfrenté y le dije que hasta ese día me pegaba. Me marché y fui a vivir a casa de un amigo por casi dos meses, luego viajé a Maturín donde vivía mi mamá. Me quedé con ella un par de años hasta que decidí venir a Caracas para arreglar mis papeles y conseguir un trabajo diferente a la agricultura.

Su voz manifestaba melancolía como si su mente estuviera reviviendo cada recuerdo. Era un Franklin distinto. Sin embargo, su rostro cambió, una sonrisa empezaba a dibujarse en su rostro cuando escuchó la siguiente pregunta.

—¿Cómo en su relación con sus hijos y su esposa?
—Es la mejor. Los fines de semana nos quedamos en la casa viendo televisión en familia. También los llevo a la playa o al parque. La hemos pasado muy bien y siempre estamos unidos.

Hace nueve años no fue sencillo para Franklin mantener esa armonía familiar. Su primer hijo, Frankelvis, había nacido con una enfermedad congénita conocida como ano imperforado. La ausencia de la abertura anal es un padecimiento que ocurre en 1 de cada 5.000 nacimientos y a Franklin le tocó asumir el lado adverso del azar de la vida.

—¿Cómo reaccionó al enterarse que su hijo había nacido con una enfermedad?
—Estaba emocionado porque era mi primer hijo, no podía ni dormir. Después de que nació los médicos lo evaluaron y se dieron cuenta de que tenía un problema. Cuando nos comunicaron lo que estaba pasando nos pusimos a llorar, no sólo por el hecho de que tu propio hijo estaba enfermo, sino porque no entendíamos bien toda la situación. Lo primero que le hicieron fue una operación para que pudiera evacuar sin contaminar su organismo, también se le colocaban unas bolsas de colostomía hasta que tuvo la edad necesaria para construirle la abertura.
—¿Qué sacrificios tuvo que hacer para poder curar a su hijo?
—Trabajar y trabajar. Los tratamientos eran muchos y costosos, por ejemplo una bolsa de colostomía costaba 25 bolívares y luego subió a 100 bolívares. También tenía medicamentos que duraban sólo dos veces y costaban 60 bolívares. Nosotros turnábamos los gastos, una semana se compraba comida y la otra los tratamientos para el niño. Fueron momentos duros. ¿Tú sabes lo que es comer aguacate con bollo todo los días? o preguntarte: ¿Qué iremos a comer mañana? Pero yo le decía a mi mujer: “Si hoy estamos viendo las verdes, mañana veremos las maduras”.
—En esos momentos de angustia, ¿alguna vez perdió la fuerza para seguir adelante?
—Claro, lloraba en plena calle porque no conseguía las bolsas, los antibióticos y otros medicamentos.
—¿Se encomendó a alguien en esos momentos?
—Yo siempre me encomiendo a Dios. Le pido que me proteja cuando salga y llegue a mi casa, porque si él me cuida a mí yo puedo cuidar a mis hijos.
—¿Recibió ayuda de familiares, amigos o del gobierno?
—En ese momento yo trabajaba como jardinero en Fuerte Tiuna y mi jefe, el ingeniero, me ayudó. La familia de Mirella —su mujer— también colaboró y todavía lo sigue haciendo. Mi familia no se involucró. Una vez mi mamá vino a ver al chamo, le dio asco verlo así y me aconsejó que me fuera a Maturín, pero no le iba a dar la espalda a mis hijos como ella lo hizo.
—En su experiencia, ¿cómo podría evaluar el desenvolvimiento de los hospitales?
—El conflicto lo tuvimos en el Hospital de Niños pues había muchos pacientes graves a los que tardaban en atender. Recorrimos varios hospitales y finalmente llegamos al Hospital Clínico donde le hicieron las dos operaciones para que se curara. Los doctores se portaron muy bien con nosotros porque nos explicaban y nos daban su apoyo.

Un futuro al que le ríe
Cinco años transcurrieron para que Franklin tuviera a su hijo sano y para que su vida volviera a normalizarse. El trabajo sigue siendo su constante pero los frutos de ese esfuerzo ahora son tangibles. La ausencia de nevera, camas, televisión, sofás e incluso comida quedó atrás. En su hogar a Franklin no le falta nada, sus tres hijos, su mujer y las cosas que se ha sabido ganar son suficientes para él.

—¿Cuál ha sido la mayor enseñanza en su vida?
—Aprender a trabajar, saber llevar la vida y aprender a compartir mis cosas con la familia.
—¿Con qué sueña Franklin?
—Con ganarme el Kino para que a mis hijos no les falte nada y para que no pasen por todo lo que yo pasé. Incluso ayudaría a mis papás sólo para que vean que no los trato como ellos me trataron a mí.

La cicatriz que tiene Franklin en su ceja derecha no se la hizo su padre. Las cicatrices de su padre “las lleva en la mente” como él dice. La pregunta es: ¿Cómo las carencias de Franklin no se transformaron en más carencias, sino por el contrario cómo se transformaron en un caso atípico de amor, responsabilidad y entrega?


lunes, 5 de julio de 2010

Nueva Ley de la Actividad Aseguradora: un peligro para el sector salud

Nueva Ley de la Actividad Aseguradora: un peligro para el sector salud


La reforma de la actual Ley de la Empresa de Seguros y Reaseguros presenta una sobrefiscalización de las compañías de seguros y de las clínicas privadas, la cual podría incurrir en el primer caso, en el cierre o quiebre de las empresas y en el segundo caso, en desmejoras en la calidad del servicio


A finales del mes de mayo, la plenaria de la Asamblea Nacional (AN) sancionó la norma que regulará las aseguradoras, los reaseguros y la actividad de las clínicas privadas. La nueva disposición se denominará Ley de la Actividad Aseguradora, la cual reemplazará a la Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros vigente desde el año 1994. Cuatro meses han transcurrido desde su aprobación, sin embargo la normativa no ha sido publicada en Gaceta Oficial. Ante la espera se ha originado desconcierto y preocupación por parte del sector de las aseguradoras y las clínicas, pues el instrumento representará un fuerte control en sus respectivas funciones.

La Ley de la Actividad Aseguradora, contempla una reforma casi total de 137 artículos en los cuales aparentemente se promueven mejoras sociales, pero a expensas de una sobrefiscalización de las empresas aseguradoras, que podría incurrir en pérdidas financieras e incluso generar el cierre de las mismas. Medidas como el aseguramiento de personas con enfermedades preexistentes y el otorgamiento de pólizas solidarias, son algunas de las normativas que aumentarán la siniestralidad, la cual a duras penas podrán resistir las empresas de seguros más sólidas.

Este nuevo proyecto también afectará negativamente a las clínicas ya que a través de la eliminación de las claves de ingreso, éstas se verán obligadas a atender todas las patologías, sin consultar previamente si la persona tiene o no un seguro que se responsabilice por los gastos incurridos. El resultado es una crónica anunciada: la desmejora de un sector tan importante como lo es la salud y la utilización de nuevas estrategias por parte de las aseguradoras para mantenerse en pie en el mercado nacional.



Los argumentos. El gobierno del presidente venezolano Hugo Chávez Frías a lo largo de once años de gestión ha mantenido una constante: la transformación, a través de instrumentos jurídicos, o la expropiación de empresas y organismos que no concuerden con sus ideales socialistas. El momento de las empresas aseguradoras y de las clínicas parece haber llegado.

El diputado Germán Ferrer, miembro de la Comisión Permanente de Finanzas de la Asamblea Nacional, informó que la puesta en práctica de este instrumento permitirá ponerle fin a la ilegalidad y los abusos cometidos por las aseguradoras, las cuales estarán reguladas por la nueva Superintendencia de la Actividad Aseguradora, antes llamada Superintendencia de Seguros (Sudeseg).

Oswaldo Morales, funcionario de la Sudeseg, señaló que una de las causas para este cambio de la normativa, se debe a que la actual ley no garantiza la equidad de beneficios para los asegurados. Uno de los reclamos más comunes que reporta Morales, es que los usuarios de los bancos son obligados a tomar una póliza perteneciente a la sub-compañía del banco, violando el artículo 74 de la Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros, que prohíbe obligar a los solicitantes a contratar seguros con una empresa que represente la figura de banca-seguro.

De igual forma, Morales explicó que la Ley del Contrato de Seguro, también se ha visto ultrajada, tras el incumplimiento de la nulidad de las clausulas abusivas para los tomadores del seguro. La nueva ley, según el funcionario, será enfática con respecto a la redacción de los contratos de seguros, pues estos deberán ser claros y precisos, y contener las coberturas básicas y exclusivas.

El argumento de Morales, sobre las posibles causas de esta reforma legal, no abarca violaciones en el sector salud por parte de las aseguradoras y de las clínicas. Sólo mencionó someramente que algunos reclamos se refieren que las clínicas no atienden debidamente a los pacientes por esperar las claves del seguro al momento de ingresar en la emergencia. Ciertamente, bajo estas premisas, surge la necesidad de modificar aquellas normas que no se cumplían, pero la pregunta es: ¿Se justifica el exceso de control en el sector salud de las aseguradoras y de las clínicas?

El agravante que permite inferir que la sobrefiscalización no está justificada objetivamente, son las declaraciones del diputado Juan José Molina para la Agencia Venezolana de Noticias, en las cuales señaló que la nueva ley será el primer paso para desmontar la actividad privada de las clínicas y evitar las conductas monopólicas de las compañías aseguradoras. En ese sentido, si la promulgación de la ley se ve amparada bajo estos argumentos, se está frente a la salvaguardia de los intereses personalistas de un proceso político, enmascarados por una supuesta regulación a favor de los beneficiarios.



Flanqueo y escape. El control inicial será para las aseguradoras, pues los artículos están dirigidos a su funcionamiento, no sólo en el área de la salud, sino en otros ámbitos como seguros vehiculares, de vida, hipotecarios, entre otros. Sin embargo, los seguros de HCM (hospitalización, cirugía y maternidad) son los que causan mayor preocupación para las empresas, y para los clientes quienes también se verán afectados.

Luis Fossi, corredor de seguros de la compañía Luis E. Fossi Jr., asegura que una de las normativas que afectará a las empresas aseguradora en el sector salud, se refiere al artículo 134, en el cual se establece que las aseguradoras deberán respaldar a los jubilados, pensionados, adultos mayores de 60 años, discapacitados y personas cuyos ingresos mensuales no superen el equivalente de 25 Unidades Tributarias (1.625 bolívares fuertes), a través de las pólizas solidarias.

Del mismo modo, dentro de la prohibiciones en el artículo 40, no se deberá negar la póliza a personas con enfermedad preexistentes. Lo cual quiere decir, que personas con cáncer, sida y enfermedades cardiovasculares, entre otras, deberán ser amparadas por las aseguradoras, a pesar de que los tratamientos sean costosos y superen la capacidad de las pólizas.


Fossi explica que en vista de la alta siniestralidad, las empresas de seguros se están preparando para asumir las consecuencias. Una de las estrategias consistirá en el aumento del deducible de 300 bolívares a 3.000 bolívares, el cual se aplicará en la mayoría de las compañías a partir del 1° de octubre. El deducible se refiere al monto que corre por cuenta del asegurado cuando presenta alguna enfermedad o accidente. En este caso, si la persona genera un gasto inferior de 3.000 bolívares, la aseguradora no cubrirá el monto, pero si el monto supera el deducible, el seguro pagará la diferencia.

Esta medida evidentemente afectará a los clientes, ya que en caso de presentar tres accidentes durante el año, el asegurado deberá pagar tres veces el deducible más el costo de la póliza. Sin embargo, este monto puede cambiar de acuerdo a lo que establezca la Superintendencia de la Actividad Aseguradora. Si ésta decide bajar este monto, existe una alta probabilidad de que las empresas quiebren o cierren, pues no podrán sustentar la alta siniestralidad.

Otras de las estrategias que implementarán las aseguradoras, corresponde al cese de la emisión de pólizas a nuevos clientes. En caso de emitirlas sólo será a clientes de otros servicios dentro de la empresa, y se hará con el incremento del costo del deducible y el pago de contado.

La eliminación de pólizas de enfermedades graves, denominadas en dólares, es otra de las consecuencias de la puesta en práctica de la ley, y de los efectos colaterales de la supresión del dólar paralelo. Lo negativo de esta medida es que, este seguro en dólares, funcionaba como un respaldo en aquellas enfermedades que superan el monto establecido por la póliza y que a su vez, evitaban que el usuario se endeudara con el excedente.

Tampoco se escapan. La clínica privada es la segunda protagonista afectada por el control excesivo de la Ley de la Actividad Aseguradora. La normativa que prohíbe la notificación de las claves al seguro, no le dará respaldo a la clínica con respecto a, si el paciente está o no asegurado. Es decir, la empresa de salud deberá atenderlo sin saber quién responderá por los gastos.

Gabriela Acosta, abogado y gerente de finanzas de una clínica en Caracas, explica que todos los pacientes que ingresen por emergencia son atendidos, pero en caso de hospitalización o cirugía es necesario verificar una clave de pre-aprobación del seguro, por tratarse de un servicio pagado. Dependiendo del informe y de la aprobación del seguro el paciente se ingresa y se le da el tratamiento que necesita.

Acosta señala que, de aprobarse esta ley en Gaceta Oficial, no habrá seguridad financiera ni para las aseguradoras y mucho menos para el sector privado de la salud. Partiendo de esto, las clínicas dependientes de la actividad aseguradora implementarán baremos para determinadas patologías. Es decir, se asignarán costos fijos para cesáreas, ataques de asma, extracción de apéndice, hospitalizaciones, etc. A pesar de que esta es la salida más viable, las clínicas podrían salir perdiendo. Si la persona ingresa por una cesárea, y ésta se complica, los gastos que se deriven, no serán cubiertos por el seguro. La clínica o el paciente deberán asumirlos.

La fijación de estos baremos, arrojará como consecuencia una fricción entre las aseguradoras y las clínicas para ponerse de acuerdo sobre el costo de cada patología. Y en el peor de los casos, las clínicas no considerarán todas las patologías como emergencias y trabajarán a través de triage.

La abogada señala que las clínicas no se están preparando para hacerle frente a esta ley que está por aprobarse. Tampoco considera que es factible que cierren o quiebren, debido a que existe la necesidad latente del servicio. No obstante, sí pronostica una baja sustancial en la calidad del servicio que ofrecen las clínicas, las cuales se han visto abarrotadas por el déficit de personal y de recursos de los hospitales.

Desde una perspectiva global, era necesaria una transformación de la actual ley, pues es una normativa relativamente antigua, que necesitaba modificaciones para controlar los casos de incumplimiento sistemático de las normas. Sin embargo, el nuevo proyecto de la Ley de la Actividad Aseguradora, representa un control del control, pues en primera instancia se estaría regulando directamente a las aseguradoras, quienes a su vez controlarán a las clínicas, sin la necesidad de otro instrumento jurídico para minimizar los efectos de las empresas de salud y de seguros.

La sobrefiscalización que se ha mencionado parece buscar en última instancia favorecer a los beneficiarios y acorralar a las compañías, para que el Estado implemente mejoras sociales a costa de servicios privados, cuando en principio es éste quien debería de responsabilizarse por generar sistemas favorables para los más desposeídos, estimulando la ayuda de las empresa privadas, sin imponerla bajo una ley.

Testimonios de una realidad

Dominga América López – Empleada doméstica:

“No tengo seguro porque no tengo los recursos necesario para pagarlo. Con esta nueva ley sería un beneficio para uno. Sin embargo, habría que ver cómo será ese proceso: el papeleo y los requisitos que exigirán”.

Raúl Padrón – Contador público:

“La reforma de la ley puede ser una buena solución a corto plazo, pero a largo plazo no, porque empezará el deterioro de la estructura de las compañías de seguro y la calidad del servicio tampoco será la misma, si los pagos a las clínicas se empiezan a retrasar”.