martes, 7 de diciembre de 2010
Entrevista a Américo Martín, ex-guerrillero y político venezolano
Leyenda narrativa (imaginaria)
Noticia
miércoles, 1 de diciembre de 2010
Crónica urbana
lunes, 29 de noviembre de 2010
miércoles, 17 de noviembre de 2010
Reseña taquillera
martes, 16 de noviembre de 2010
Entrevista de la penumbra
“Las cicatrices las llevo en mi mente”
Sus ojos pardos y cristalinos parecieran que hablaran por sí solos, como si quisieran contar las vicisitudes que han visto y los esfuerzos emprendidos por superarlas. Pero Franklin, que de cada oportunidad trata de sacar un chiste, esta vez se mostró nervioso, incluso rechazó el café —su bebida predilecta— para disponerse a contar los recuerdos de su ayer y las esperanzas de su mañana. Su pasado no sólo se enmarcó en los maltratos, sino también en la pobreza, en no tener qué comer y en la enfermedad de uno de sus hijos. Su presente sigue siendo una lucha, pero al futuro le sonríe con el sueño de que su familia tenga lo que él no pudo tener.
—¿Cómo es un día normal en la vida de Franklin Alcalá?
—Todos los días me levanto a las 4:40 am porque tardo dos horas en llegar al trabajo. Lo primero que hago es besar a mis hijos, bañarme, tomarme un café y salir a trabajar. Cuando salgo del trabajo voy directo a la casa, mis hijos me reciben al llegar, yo les echo la bendición y les pido el cuaderno para revisarles la tarea. Luego veo televisión y hablo con mi esposa un rato. A las 10:00 pm ya estoy durmiendo.
—¿Qué es lo más importante para usted?
—Mis hijos, mi trabajo y mi hogar. Si uno no tiene esas tres cosas no tiene nada.
Franklin trabaja como almacenista, a pocos metros de distancia de la fuente de soda Trébol en la Avenida Baralt. Ahí se encontraba vestido con una chemise color verde —como parte de su uniforme— unos blue jeans desgastados y unos zapatos marrones resistentes a cualquier charco contaminado por los desperdicios característicos de la zona. Su celular comenzó a sonar, se sonrojó con cierta pena, pero no lo contestó. Lo único que se escuchaba era el ruido de fondo de la salsa y el merengue.
Un pasado al que le llora
—¿Qué recuerdos tiene de su infancia?
—De pequeño no conocí a mi mamá porque nos abandonó a mí y a mis cuatro hermanos. Vivíamos con mi papá en Ciudad Bolívar, pero él nos maltrataba especialmente a mí. Me decía que yo no era su hijo, me pegaba con la correa o con un cable, hasta llegó a lanzarme piedras. Un día me mandó a cuidar una mata de auyamas, me descuide por un momento y la vecina la rompió. Al llegar a la casa me reventó la espalda con una correa. Yo lloraba no del dolor sino de la rabia. Todo eso quedó en mi mente. Los recuerdos felices los tuve con mis amigos porque salíamos al río, a las fiestas y siempre estábamos juntos.
—¿Por qué decidió irse de su casa?
—Cuando tenía 16 años mi papá intentó pegarme con un cable. Estaba cansado de esa situación, por eso lo enfrenté y le dije que hasta ese día me pegaba. Me marché y fui a vivir a casa de un amigo por casi dos meses, luego viajé a Maturín donde vivía mi mamá. Me quedé con ella un par de años hasta que decidí venir a Caracas para arreglar mis papeles y conseguir un trabajo diferente a la agricultura.
Su voz manifestaba melancolía como si su mente estuviera reviviendo cada recuerdo. Era un Franklin distinto. Sin embargo, su rostro cambió, una sonrisa empezaba a dibujarse en su rostro cuando escuchó la siguiente pregunta.
—¿Cómo en su relación con sus hijos y su esposa?
—Es la mejor. Los fines de semana nos quedamos en la casa viendo televisión en familia. También los llevo a la playa o al parque. La hemos pasado muy bien y siempre estamos unidos.
Hace nueve años no fue sencillo para Franklin mantener esa armonía familiar. Su primer hijo, Frankelvis, había nacido con una enfermedad congénita conocida como ano imperforado. La ausencia de la abertura anal es un padecimiento que ocurre en 1 de cada 5.000 nacimientos y a Franklin le tocó asumir el lado adverso del azar de la vida.
—¿Cómo reaccionó al enterarse que su hijo había nacido con una enfermedad?
—Estaba emocionado porque era mi primer hijo, no podía ni dormir. Después de que nació los médicos lo evaluaron y se dieron cuenta de que tenía un problema. Cuando nos comunicaron lo que estaba pasando nos pusimos a llorar, no sólo por el hecho de que tu propio hijo estaba enfermo, sino porque no entendíamos bien toda la situación. Lo primero que le hicieron fue una operación para que pudiera evacuar sin contaminar su organismo, también se le colocaban unas bolsas de colostomía hasta que tuvo la edad necesaria para construirle la abertura.
—¿Qué sacrificios tuvo que hacer para poder curar a su hijo?
—Trabajar y trabajar. Los tratamientos eran muchos y costosos, por ejemplo una bolsa de colostomía costaba 25 bolívares y luego subió a 100 bolívares. También tenía medicamentos que duraban sólo dos veces y costaban 60 bolívares. Nosotros turnábamos los gastos, una semana se compraba comida y la otra los tratamientos para el niño. Fueron momentos duros. ¿Tú sabes lo que es comer aguacate con bollo todo los días? o preguntarte: ¿Qué iremos a comer mañana? Pero yo le decía a mi mujer: “Si hoy estamos viendo las verdes, mañana veremos las maduras”.
—En esos momentos de angustia, ¿alguna vez perdió la fuerza para seguir adelante?
—Claro, lloraba en plena calle porque no conseguía las bolsas, los antibióticos y otros medicamentos.
—¿Se encomendó a alguien en esos momentos?
—Yo siempre me encomiendo a Dios. Le pido que me proteja cuando salga y llegue a mi casa, porque si él me cuida a mí yo puedo cuidar a mis hijos.
—¿Recibió ayuda de familiares, amigos o del gobierno?
—En ese momento yo trabajaba como jardinero en Fuerte Tiuna y mi jefe, el ingeniero, me ayudó. La familia de Mirella —su mujer— también colaboró y todavía lo sigue haciendo. Mi familia no se involucró. Una vez mi mamá vino a ver al chamo, le dio asco verlo así y me aconsejó que me fuera a Maturín, pero no le iba a dar la espalda a mis hijos como ella lo hizo.
—En su experiencia, ¿cómo podría evaluar el desenvolvimiento de los hospitales?
—El conflicto lo tuvimos en el Hospital de Niños pues había muchos pacientes graves a los que tardaban en atender. Recorrimos varios hospitales y finalmente llegamos al Hospital Clínico donde le hicieron las dos operaciones para que se curara. Los doctores se portaron muy bien con nosotros porque nos explicaban y nos daban su apoyo.
Un futuro al que le ríe
Cinco años transcurrieron para que Franklin tuviera a su hijo sano y para que su vida volviera a normalizarse. El trabajo sigue siendo su constante pero los frutos de ese esfuerzo ahora son tangibles. La ausencia de nevera, camas, televisión, sofás e incluso comida quedó atrás. En su hogar a Franklin no le falta nada, sus tres hijos, su mujer y las cosas que se ha sabido ganar son suficientes para él.
—¿Cuál ha sido la mayor enseñanza en su vida?
—Aprender a trabajar, saber llevar la vida y aprender a compartir mis cosas con la familia.
—¿Con qué sueña Franklin?
—Con ganarme el Kino para que a mis hijos no les falte nada y para que no pasen por todo lo que yo pasé. Incluso ayudaría a mis papás sólo para que vean que no los trato como ellos me trataron a mí.
La cicatriz que tiene Franklin en su ceja derecha no se la hizo su padre. Las cicatrices de su padre “las lleva en la mente” como él dice. La pregunta es: ¿Cómo las carencias de Franklin no se transformaron en más carencias, sino por el contrario cómo se transformaron en un caso atípico de amor, responsabilidad y entrega?
lunes, 5 de julio de 2010
Nueva Ley de la Actividad Aseguradora: un peligro para el sector salud
La reforma de la actual Ley de la Empresa de Seguros y Reaseguros presenta una sobrefiscalización de las compañías de seguros y de las clínicas privadas, la cual podría incurrir en el primer caso, en el cierre o quiebre de las empresas y en el segundo caso, en desmejoras en la calidad del servicio
A finales del mes de mayo, la plenaria de la Asamblea Nacional (AN) sancionó la norma que regulará las aseguradoras, los reaseguros y la actividad de las clínicas privadas. La nueva disposición se denominará Ley de la Actividad Aseguradora, la cual reemplazará a la Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros vigente desde el año 1994. Cuatro meses han transcurrido desde su aprobación, sin embargo la normativa no ha sido publicada en Gaceta Oficial. Ante la espera se ha originado desconcierto y preocupación por parte del sector de las aseguradoras y las clínicas, pues el instrumento representará un fuerte control en sus respectivas funciones.
La Ley de la Actividad Aseguradora, contempla una reforma casi total de 137 artículos en los cuales aparentemente se promueven mejoras sociales, pero a expensas de una sobrefiscalización de las empresas aseguradoras, que podría incurrir en pérdidas financieras e incluso generar el cierre de las mismas. Medidas como el aseguramiento de personas con enfermedades preexistentes y el otorgamiento de pólizas solidarias, son algunas de las normativas que aumentarán la siniestralidad, la cual a duras penas podrán resistir las empresas de seguros más sólidas.
Este nuevo proyecto también afectará negativamente a las clínicas ya que a través de la eliminación de las claves de ingreso, éstas se verán obligadas a atender todas las patologías, sin consultar previamente si la persona tiene o no un seguro que se responsabilice por los gastos incurridos. El resultado es una crónica anunciada: la desmejora de un sector tan importante como lo es la salud y la utilización de nuevas estrategias por parte de las aseguradoras para mantenerse en pie en el mercado nacional.
Los argumentos. El gobierno del presidente venezolano Hugo Chávez Frías a lo largo de once años de gestión ha mantenido una constante: la transformación, a través de instrumentos jurídicos, o la expropiación de empresas y organismos que no concuerden con sus ideales socialistas. El momento de las empresas aseguradoras y de las clínicas parece haber llegado.
El diputado Germán Ferrer, miembro de la Comisión Permanente de Finanzas de la Asamblea Nacional, informó que la puesta en práctica de este instrumento permitirá ponerle fin a la ilegalidad y los abusos cometidos por las aseguradoras, las cuales estarán reguladas por la nueva Superintendencia de la Actividad Aseguradora, antes llamada Superintendencia de Seguros (Sudeseg).
Oswaldo Morales, funcionario de la Sudeseg, señaló que una de las causas para este cambio de la normativa, se debe a que la actual ley no garantiza la equidad de beneficios para los asegurados. Uno de los reclamos más comunes que reporta Morales, es que los usuarios de los bancos son obligados a tomar una póliza perteneciente a la sub-compañía del banco, violando el artículo 74 de la Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros, que prohíbe obligar a los solicitantes a contratar seguros con una empresa que represente la figura de banca-seguro.
De igual forma, Morales explicó que la Ley del Contrato de Seguro, también se ha visto ultrajada, tras el incumplimiento de la nulidad de las clausulas abusivas para los tomadores del seguro. La nueva ley, según el funcionario, será enfática con respecto a la redacción de los contratos de seguros, pues estos deberán ser claros y precisos, y contener las coberturas básicas y exclusivas.
El argumento de Morales, sobre las posibles causas de esta reforma legal, no abarca violaciones en el sector salud por parte de las aseguradoras y de las clínicas. Sólo mencionó someramente que algunos reclamos se refieren que las clínicas no atienden debidamente a los pacientes por esperar las claves del seguro al momento de ingresar en la emergencia. Ciertamente, bajo estas premisas, surge la necesidad de modificar aquellas normas que no se cumplían, pero la pregunta es: ¿Se justifica el exceso de control en el sector salud de las aseguradoras y de las clínicas?
El agravante que permite inferir que la sobrefiscalización no está justificada objetivamente, son las declaraciones del diputado Juan José Molina para la Agencia Venezolana de Noticias, en las cuales señaló que la nueva ley será el primer paso para desmontar la actividad privada de las clínicas y evitar las conductas monopólicas de las compañías aseguradoras. En ese sentido, si la promulgación de la ley se ve amparada bajo estos argumentos, se está frente a la salvaguardia de los intereses personalistas de un proceso político, enmascarados por una supuesta regulación a favor de los beneficiarios.
Flanqueo y escape. El control inicial será para las aseguradoras, pues los artículos están dirigidos a su funcionamiento, no sólo en el área de la salud, sino en otros ámbitos como seguros vehiculares, de vida, hipotecarios, entre otros. Sin embargo, los seguros de HCM (hospitalización, cirugía y maternidad) son los que causan mayor preocupación para las empresas, y para los clientes quienes también se verán afectados.
Luis Fossi, corredor de seguros de la compañía Luis E. Fossi Jr., asegura que una de las normativas que afectará a las empresas aseguradora en el sector salud, se refiere al artículo 134, en el cual se establece que las aseguradoras deberán respaldar a los jubilados, pensionados, adultos mayores de 60 años, discapacitados y personas cuyos ingresos mensuales no superen el equivalente de 25 Unidades Tributarias (1.625 bolívares fuertes), a través de las pólizas solidarias.
Del mismo modo, dentro de la prohibiciones en el artículo 40, no se deberá negar la póliza a personas con enfermedad preexistentes. Lo cual quiere decir, que personas con cáncer, sida y enfermedades cardiovasculares, entre otras, deberán ser amparadas por las aseguradoras, a pesar de que los tratamientos sean costosos y superen la capacidad de las pólizas.
Fossi explica que en vista de la alta siniestralidad, las empresas de seguros se están preparando para asumir las consecuencias. Una de las estrategias consistirá en el aumento del deducible de 300 bolívares a 3.000 bolívares, el cual se aplicará en la mayoría de las compañías a partir del 1° de octubre. El deducible se refiere al monto que corre por cuenta del asegurado cuando presenta alguna enfermedad o accidente. En este caso, si la persona genera un gasto inferior de 3.000 bolívares, la aseguradora no cubrirá el monto, pero si el monto supera el deducible, el seguro pagará la diferencia.
Esta medida evidentemente afectará a los clientes, ya que en caso de presentar tres accidentes durante el año, el asegurado deberá pagar tres veces el deducible más el costo de la póliza. Sin embargo, este monto puede cambiar de acuerdo a lo que establezca la Superintendencia de la Actividad Aseguradora. Si ésta decide bajar este monto, existe una alta probabilidad de que las empresas quiebren o cierren, pues no podrán sustentar la alta siniestralidad.
Otras de las estrategias que implementarán las aseguradoras, corresponde al cese de la emisión de pólizas a nuevos clientes. En caso de emitirlas sólo será a clientes de otros servicios dentro de la empresa, y se hará con el incremento del costo del deducible y el pago de contado.
La eliminación de pólizas de enfermedades graves, denominadas en dólares, es otra de las consecuencias de la puesta en práctica de la ley, y de los efectos colaterales de la supresión del dólar paralelo. Lo negativo de esta medida es que, este seguro en dólares, funcionaba como un respaldo en aquellas enfermedades que superan el monto establecido por la póliza y que a su vez, evitaban que el usuario se endeudara con el excedente.
Tampoco se escapan. La clínica privada es la segunda protagonista afectada por el control excesivo de la Ley de la Actividad Aseguradora. La normativa que prohíbe la notificación de las claves al seguro, no le dará respaldo a la clínica con respecto a, si el paciente está o no asegurado. Es decir, la empresa de salud deberá atenderlo sin saber quién responderá por los gastos.
Gabriela Acosta, abogado y gerente de finanzas de una clínica en Caracas, explica que todos los pacientes que ingresen por emergencia son atendidos, pero en caso de hospitalización o cirugía es necesario verificar una clave de pre-aprobación del seguro, por tratarse de un servicio pagado. Dependiendo del informe y de la aprobación del seguro el paciente se ingresa y se le da el tratamiento que necesita.
Acosta señala que, de aprobarse esta ley en Gaceta Oficial, no habrá seguridad financiera ni para las aseguradoras y mucho menos para el sector privado de la salud. Partiendo de esto, las clínicas dependientes de la actividad aseguradora implementarán baremos para determinadas patologías. Es decir, se asignarán costos fijos para cesáreas, ataques de asma, extracción de apéndice, hospitalizaciones, etc. A pesar de que esta es la salida más viable, las clínicas podrían salir perdiendo. Si la persona ingresa por una cesárea, y ésta se complica, los gastos que se deriven, no serán cubiertos por el seguro. La clínica o el paciente deberán asumirlos.
La fijación de estos baremos, arrojará como consecuencia una fricción entre las aseguradoras y las clínicas para ponerse de acuerdo sobre el costo de cada patología. Y en el peor de los casos, las clínicas no considerarán todas las patologías como emergencias y trabajarán a través de triage.
La abogada señala que las clínicas no se están preparando para hacerle frente a esta ley que está por aprobarse. Tampoco considera que es factible que cierren o quiebren, debido a que existe la necesidad latente del servicio. No obstante, sí pronostica una baja sustancial en la calidad del servicio que ofrecen las clínicas, las cuales se han visto abarrotadas por el déficit de personal y de recursos de los hospitales.
Desde una perspectiva global, era necesaria una transformación de la actual ley, pues es una normativa relativamente antigua, que necesitaba modificaciones para controlar los casos de incumplimiento sistemático de las normas. Sin embargo, el nuevo proyecto de la Ley de la Actividad Aseguradora, representa un control del control, pues en primera instancia se estaría regulando directamente a las aseguradoras, quienes a su vez controlarán a las clínicas, sin la necesidad de otro instrumento jurídico para minimizar los efectos de las empresas de salud y de seguros.
La sobrefiscalización que se ha mencionado parece buscar en última instancia favorecer a los beneficiarios y acorralar a las compañías, para que el Estado implemente mejoras sociales a costa de servicios privados, cuando en principio es éste quien debería de responsabilizarse por generar sistemas favorables para los más desposeídos, estimulando la ayuda de las empresa privadas, sin imponerla bajo una ley.
Testimonios de una realidad
Dominga América López – Empleada doméstica: “No tengo seguro porque no tengo los recursos necesario para pagarlo. Con esta nueva ley sería un beneficio para uno. Sin embargo, habría que ver cómo será ese proceso: el papeleo y los requisitos que exigirán”. | Raúl Padrón – Contador público: “La reforma de la ley puede ser una buena solución a corto plazo, pero a largo plazo no, porque empezará el deterioro de la estructura de las compañías de seguro y la calidad del servicio tampoco será la misma, si los pagos a las clínicas se empiezan a retrasar”. |